Tanto la teoría
como la terapia de Víctor Frankl se desarrollaron a partir de sus experiencias
en los campos de concentración nazis. Al ver quien sobrevivía y quién no (a quién
se le daba la oportunidad de vivir) y los sentimientos que estos tenían.
Su terapia se
denomina logoterapia, de la palabra griega logos, dándole Frankl el significado de sentido y se inclinó por
la voluntad de sentido.
Frankl también
utiliza la palabra griega noös, que significa mente o espíritu.
Sugiere que en psicología tradicional, nos centramos en la
"psicodinámica" o la búsqueda de las personas para reducir su monto
de tensión.
Una de sus
metáforas favoritas es el vacío existencial. Si el sentido es lo
que buscamos, el sin sentido es un hueco en tu vida, y en los momentos en que
lo sientes, necesitas salir corriendo a llenarlo. Frankl sugiere que uno de los
signos de vacío existencial en nuestra sociedad es el aburrimiento. Puntualiza en cómo las personas con frecuencia,
cuando al fin tienen tiempo de hacer lo que quieren, parecen no querer hacer
nada.
La mayoría de
las veces intentamos llenar nuestros vacíos existenciales con "cosas"
que producen algo de satisfacción, pero muchas veces no completan la
satisfacción, como por ejemplo llenar esa satisfacción con placer, deseo
sexual, dándonos la “gran vida”. También podemos llenar nuestras vidas con
ciertos "círculos viciosos" neuróticos, tales como obsesiones con
gérmenes y limpieza o con una obsesión guiada por el miedo hacia un objeto
fóbico. La cualidad que define a estos círculos viciosos es que, no importa lo
que hagamos, nunca será suficiente.
Entonces ¿Cómo hallamos nuestro sentido? Frankl nos
presenta tres grandes acercamientos: el primero es a través de los valores experienciales, o vivenciar algo o alguien que valoramos.
Aquí se podrían incluir las experiencias pico de Maslow y las experiencias
estéticas como ver una buena obra de arte o las maravillas naturales. Pero
nuestro ejemplo más importante es el de experimentar el valor de otra persona,
por ejemplo, a través del amor.
La segunda forma
de hallar nuestro sentido es a través de valores creativos, es como
"llevar a cabo un acto", como dice Frankl. Esta sería la idea
existencial tradicional de proveerse a sí mismo con sentido al llevar a cabo
los propios proyectos, o mejor dicho, a comprometerse con el proyecto de su
propia vida. Incluye, evidentemente, la creatividad en el arte, música,
escritura, invención y demás.
La tercera vía
de descubrir el sentido es aquella de la que pocas personas además de Frankl
suscriben: los valores actitudinales. Estos incluyen
tales virtudes como la compasión, valentía y un buen sentido del humor, etc.
Pero el ejemplo más famoso de Frankl es el logro del sentido a través del sufrimiento. El autor nos brinda un ejemplo de uno de sus
pacientes: un doctor cuya esposa había muerto, se sentía muy triste y desolado.
Frankl le preguntó, "¿Si usted hubiera muerto antes que ella, cómo habría
sido para ella?. El doctor contestó que hubiera sido extremadamente difícil
para ella. Frankl puntualizó que al haber muerto ella primero, se había evitado
ese sufrimiento, pero ahora él tenía que pagar un precio por sobrevivirle y
llorarle. En otras palabras, la pena es el precio que pagamos por amor. Para
este doctor, esto dio sentido a su muerte y su dolor, lo que le permitió luego
lidiar con ello. Su sufrimiento dio un paso adelante: con un sentido, el
sufrimiento puede soportarse con la dignidad.
Una idea de Viktor Frankl es la ansiedad anticipatoria: alguien puede
estar tan asustado de sufrir ciertos síntomas relacionados con la ansiedad, que
llegar a tener esos síntomas se torna inevitable. La ansiedad anticipatoria
causa aquello mismo de lo que la persona está asustada.
Una idea similar es la hiperintención, que sugiere el esfuerzo en demasía, lo cual en sí
mismo te previene de tener éxito en cualquier cosa. Uno de los ejemplos más
comunes es el insomnio: muchas personas, cuando no pueden dormir, continúan intentándolo,
siguiendo las instrucciones al pie de la letra de cualquier libro.
Otra variante
sería la hiperreflexión. En este caso se trata de "pensar
demasiado". A veces estamos esperando que algo pase, y efectivamente pasa,
simplemente porque su ocurrencia está fuertemente ligada a las propias
creencias o actitudes; la profecía de la auto-compleción. Frankl menciona a una
mujer que pese a haber sufrido de malas experiencias sexuales en su niñez,
desarrolló una personalidad fuerte y sana.
Una parte de la
logoterapia utiliza así mismo estos términos: la intención paradójica es
desear precisamente aquello de lo que tenemos miedo. Un hombre joven que sudaba
profusamente cuando se encontraba en situaciones sociales, recibió la
instrucción de Frankl de que pensase en desear sudar.
Otra técnica es
la dereflexión. Frankl cree que muchos problemas tienen su raíz en un
énfasis excesivo sobre el mismo. Con frecuencia, si te alejas un poco de ti
mismo y te acercas más a los demás, los problemas suelen
desaparecer.
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